En honor a la magnífica botella de cava que me regaló Mari, del blog Recetas del día a día, de su tierra, he querido hacer una receta donde esa botella fuera la protagonista y, aunque con las prisas no me ha quedado exáctamente como me hubiera gustado, el resultado es igualmente digno de degustar y no he querido dejar de presentárosla. Es una receta sencilla y con un sabor único. Os la recomiendo muchísimo. Si de por sí me ha encantado, si no cometéis mi mismo fallo, os aseguro que el éxito estará más que asegurado.
Ingredientes:
- 280 ml. cava.
- 130 g. de azúcar.
- 5 yemas de huevo.
- 3 claras a punto de nieve.
- 6 hojas de gelatina neutra.
- 400 ml. de nata líquida.
- una pizca de cremor tártaro.
Elaboración:
1) Calentamos en un cazo el cava y el azúcar menos una cucharada que reservaremos para más adelante.
2) Vertemos sobre las yemas batidas y volvemos a calentar hasta que espese.
3) Añadimos la gelatina que habremos puesto a hidratar previamente.
4) Montamos la nata mientras la crema se enfría. Es muy importante esperar a que la mezcla esté casi fría, pero aún no cuajada, porque la nata con el calor se baja, que es justamente lo que me ha sucedido a mí con las prisas y no ha quedado tan esponjosa como debería.
5) Añadimos la nata poco a poco para que no se baje.
6) Montamos las claras con una cucharada de azúcar y el cremor tártaro. Las añadimos a la mezcla con movimientos envolventes para que no se bajen.
7) Servimos en copas y dejamos refrigerar varias horas. Decoramos al gusto.